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¿Qué es una consagración?

La consagración es una dedicación, es la oportunidad de poner en las manos de Dios lo que por justicia le pertenece, es decir, la creación entera y todas sus realidades.

El hombre, por su pecado, ha ido arrancando el Señorío de Dios sobre la creación, y Dios “ha ido perdiendo” lo que por derecho le pertenecía. El diablo a través del pecado se ha ido enseñoreando del hombre y ha ido “imponiendo su ley” en las realidades humanas.

Una auténtica consagración lleva consigo el deseo y la voluntad firme de salir del pecado y la determinación de luchar contra él; implica el compromiso de trabajar por la instauración del reino de Dios, en mi vida, en mi familia y en mi entorno social. No es una oración mágica que va a cambiar mi situación y la de mi patria (México) con el simple hecho de pronunciar una fórmula. Ésta implica una preparación y un compromiso muy profundo, que involucra la conciencia del combate espiritual contra los enemigos del alma: la mentalidad del mundo egoísta, la sensualidad y el demonio. No podría reinar Jesús y su divino Corazón si siguen reinando en mi vida mis intereses personales, mis deseos de protagonismo, de ventaja, de fama, de enriquecimiento ilícito, de poder, etc.

¿Por qué hacer otra consagración si soy bautizado?

La primera Consagración que recibimos como cristianos es mediante un sacramento: el BAUTISMO. En esta consagración interviene la voluntad del hombre y la gracia sacramental.

El hombre voluntariamente se pone en las manos de Dios, pero su voluntad no basta, Dios es quien lo consagra a través de la gracia sacramental cambiando su ser. Cualquier otro tipo de consagración no sacramental es desarrollo de la consagración bautismal y depende de ella.

Aquí entraría la consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Ésta no cambian el ser de la persona ni su estado eclesial, se trata de un cambio accidental de relación, que se hace más estrecha y profunda; es como tener un nuevo vínculo con Él, pudiendo ser de dos tipos:

- Personal. Es un acto consciente, voluntario y libre por medio del cual un cristiano, ejercitando su sacerdocio común recibido en el bautismo, se pone de un modo más intenso en relación con Dios Trino. Este tipo de consagración requiere un compromiso de vivir en estado de conversión y ha sido una práctica ampliamente realizada desde antaño en la Iglesia.

- Por potestad. La realiza quien tiene potestad sobre algo o sobre alguien. La potestad es un derecho-deber de domino y autoridad sobre algo o alguien; se adquiere por derecho natural, por adquisición o designación y por encargo o ministerio.

*Por potestad Natural. La tiene un padre de familia sobre la prole, por lo que él puede consagrar al Sagrado Corazón o a la Virgen María su casa, su familia.

*Por potestad adquirida. La tiene por ejemplo, quien ha construido o adquirido una empresa, por lo que la puede consagrar junto con sus empleados; también la tiene el gobernante designado o elegido para ese cargo (de un estado confesional), él puede consagrar su territorio y la gente de su pueblo.

*Potestad por ministerio. La tiene un sacerdote (obispo o presbítero) quien por esta potestad, que es además sobrenatural, puede consagrar, según el caso, su diócesis o su parroquia y a su feligresía. El Santo Padre puede consagrar el mundo entero o la Iglesia Universal.

Cf. Alcántara, Rogelio. Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Arquidiócesis Primada de México. Noviembre 2014. http://www.cem.org.mx/i/uploads/Consagracion_12_dias_version_Descargable.pdf

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Consagración al Sagrado Corazón

El mundo está yerto y la fe se extingue tanto como el amor… densas sombras envuelven las almas, y hay punzantes tristezas en los corazones.

Después de haber embalsamado por mil seiscientos años todas las soledades de la Iglesia, la segunda mitad del siglo XVII fue el tiempo propicio en que Dios se dignó revelar la más grandiosa devoción que, salvando los muros del monasterio de la Visitación de Santa María en Paray-le-Monial, se extiendió rápidamente por todas partes reanimando la fe y vivificando los corazones.

La depositaria de tan gran obsequio es Margarita María Alacoque, hija espiritual del gran Obispo de Ginebra, San Francisco de Sales y la que fuera Baronesa de Chantal, Santa Juana Francisca Fremiot.

Santa Margarita María, que gozaba de la continua presencia de Dios desde su juventud, recibió a partir del año 1673, uno posterior a su profesión religiosa, las cuatro grandes revelaciones con las que se manifestaría el Sagrado Corazón del dulcísimo Jesús, su culto y devoción; siendo ella y su director espiritual, San Claudio la Colombière, los primeros en consagrarse al Divino Corazón y tributarle el primero y uno de los más puros homenajes.

Consagración de Santa Margarita María

El Corazón de Jesús comunicó a su nuevo Apóstol una serie de promesas para todos aquellos que le tributaran especial amor, entre ellas referiremos la que corresponde a la veneración y honra pública de su sagrada imagen:

El Sagrado Corazón "me ha asegurado que tiene un singular placer de ser honrado bajo la figura de un Corazón de carne, cuya imagen desea que se exponga en público, a fin de tocar los corazones de los hombres; prometiéndome derramar con abundancia, sobre el corazón de todos los que le honren, todos los tesoros de gracias del que el Suyo está lleno y que, dondequiera que esta imagen sea expuesta para ser singularmente honrada, atraerá toda suerte de bendiciones."

Promesas del Sagrado Corazón

 

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Consagración de las empresas

Dice el santo Doctor de la Iglesia Francisco de Sales: En tus empresas acógete a la Providencia, con cuyo auxilio triunfarás; trabaja por tu parte con mansedumbre, cooperando así al éxito de lo que te propones, y ten por seguro que, si te abandonas en los brazos de Dios, cuanto suceda, será lo más provechoso para tí, sea bueno o malo según tu criterio.

Dice al hombre el Corazón de Jesús: "Si me amas y eres mi devoto, después de llenarte de bendiciones espirituales, encaminadas a asegurar tu salvación eterna, bendeciré también tus negocios temporales, para que comprendas hasta dónde llega mi amor."

El objetivo de esta promesa es animar al servicio de Dios e infundir en las almas una santa confianza, merced a la cual, ponen en manos del Señor el éxito de sus más graves asuntos.

La realización de la Consagración está a cargo de un celador de la Guardia de Honor y es de desear la presencia de un sacerdote para presidir la celebración, que se ajustará al Manual correspondiente.

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